En busca del respeto perdido

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El pasado viernes, tras muchos días pensando y sopesando, decidí hacerme vegano. ¿Eso qué significa? Pues que dejaré de comer carne, leche, huevos y derivados lácteos. Pensándolo bien, no podría llamarme vegano en el estricto sentido de la palabra, pues con el pescado me permitiré ciertas concesiones.

Pero tranquilos, no voy a hacer un speech sobre el tema, ni tratar de convencer a nadie para que cambie su dieta ni nada por el estilo. No soy absolutamente nadie para decir a la gente lo que debe o no debe hacer. Mi artículo tratará un tema del que hacía tiempo quería hablar, y lo sucedido este fin de semana me ha dado el empujón definitivo para abordarlo. Me refiero al respeto.

Desde que empecé mis nuevos hábitos alimenticios este mismo viernes, he hablado con un pequeño grupo de personas cercanas a mí para anunciarles la noticia. Excepto honrosas excepciones, todas han manifestado su opinión de una manera muy explícita; básicamente han venido a decir que «es un error y no sabes lo que haces». Y cuando pretendes explicar tus razones -porque te lo han preguntado- empiezan rápidamente con el «pues yo no dejaré de comer carne, que lo sepas». Pues muy bien, yo no te he pedido que dejes de hacerlo; ahora bien, no empieces a tocarme las narices insinuando que estoy en un error o que estoy haciendo el estúpido.

Me fastidia… no, aún más, me jode sobremanera que la gente no sea capaz de concederte un mínimo de respeto para poder hacer lo que uno crea conveniente sin tener que criticar. Frases como «A ver cuánto te dura», «Menuda chorrada» o «Estas loco» han sido de lo más repetido en estos escasos tres días que han transcurrido. Yo no intento convencer a nadie pero en cambio el resto del mundo intenta hacerlo conmigo, sin entender que las decisiones que tomo me conciernen única y exclusivamente a mí; yo decido, no tú. Eso es lo que viene a ser falta de respeto.

Y hoy en día, ese respeto está más perdido que nunca. En todos los ámbitos. Las personas han adquirido por esporas un conocimiento universal que les permite dar lecciones de moral, comportamiento y ejercicios de la libertad. La religión lo ha hecho durante toda la Historia -si bien este tema daría para otro artículo, que quizás haga algún día: no todo lo que dice la Iglesia es horrible-, y ahora cualquier persona se cree en posesión de sentar cátedra sobre la mayoría de temas universales.

Se habla mucho de libertad, que la sociedad es más tolerante que nunca… pero siguen existiendo muchísimos aspectos del día a día de las personas en las que se demuestra que el respeto por las vidas de los demás es muy exiguo. En ciertos aspectos prácticamente inexistente.

Para mí el respeto es una de las cosas más importantes del ser humano: sin respeto no hay prácticamente nada, y es difícil llevar una vida plena o ni siquiera intentarlo sin que la gente no cuestione todo lo que haces. Nunca lograré comprender que existan personas incapaces de tolerar a otras por el mero hecho de no pensar o actuar como ellos. Sencillamente inconcebible en mi mente.

«Nunca hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti«. Los que se hayan dado por aludidos, que se apliquen el cuento.

¡¡Saludos Bizarros para todos!!

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